







Ladrillo Fresco
Al igual que Pintura de caballete, esta serie representa lo doble como combinación de lo literal y lo figurado. Su título define al objeto y a la vez alude al primer paso para la construcción de la imagen; al mismo tiempo, representa al ladrillo fresco y está pintado al fresco sobre un ladrillo.
Mojar el ladrillo es el trabajo más elemental en la construcción de un muro, uno de los primeros rudimentos aprendidos por cualquier ayudante de albañil. Generalmente, es una tarea encomendada a quienes ocupan la menor jerarquía entre el personal. Es la labor habitual que me encargaba mi padre si le ayudaba a construir paredes y muros: mojar ladrillos para que el mortero tenga mejor agarre.
Para realizar estas pequeñas piezas utilicé la técnica del fresco y tomé los materiales de construcción que puedo encontrar fácilmente dando vueltas por mi casa: restos de arena y cal para la mezcla del revoque, ladrillos como soporte y rakodray para impermeabilizar la parte del ladrillo que queda al descubierto y dar aspecto de humedad permanente.
Ladrillo fresco es la obra final y también un homenaje al principio de la elaboración de la propia imagen. Las piezas de esta serie pueden exponerse mediante diferentes dispositivos de exhibición erigidos a base de apilar ladrillos.














